Eldys Baratute.
¿Qué si me gustan las historias de amor? Esa es una pregunta demasiado fácil, siempre me han gustado. En todos mis cuentos hay alguien que se enamora de otro, o le roba su amor, o lo separa de una familia a veces demasiado tradicional, a veces demasiado impositiva. Estoy seguro que el amor le da brillo a la vida, y eso lo tienen que saber mis lectores, de la misma forma que es importante para mí que los lectores sepan que la felicidad existe y que es necesario abrigarla, abra...
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1-
Nunca pienses que escribir para los niños y el resto de la familia es cosa fácil, por el contrario, cuando alguna idea tonta o demasiado sencilla se te ocurre y no tienes las herramientas para convertirla en algo que pueda emocionar, que haga reír o llorar a alguien, que alegre o entristezca, deséchala de inmediato.
2-
Cuando estés frente a la página en blanco, nunca pienses en un único lector. Ahora tienes la oportunidad de que te lean tantas personas como habitantes e...
Por Elaine Vilar Madruga.
Donde van a morir las mariposas es un libro sobre la esperanza y el adiós, sobre la vida y la muerte. A manera del claroscuro derrama sus óleos sobre el pensamiento, siempre creativo, de los lectores. Desde Cuentos de Guane, de Nersys Felipe, ninguna obra ha estado tan cerca de recoger, desde la síntesis, el universo particular de una niña y su familia, de una niña y su contexto, de una niña que enfrenta dolores y alegrías en el hermoso —y a veces terrible— proceso...
Elaine Vilar
Madruga
Escribir para un
público infantil o juvenil es siempre una posibilidad de exploración, un
ejercicio de memoria. Volver atrás con una brújula media lerda a ver si
aprendes de nuevo cómo era la infancia. Ese es el ejercicio más terrible de
todos: recordar, porque la memoria humana es finita y muy débil, solo hilo
enredado. Por eso muchas historias para niños carecen de música, son
desafinadas, pierden la cuerda: el oído del adulto está encima de las notas, en
un intento va...
Loreley
Rebull León
Escribir para los niños no es
descender a su altura sino elevarlos a ellos hasta las estrellas. Si de soñar
se trata es un libro que ha logrado remover recuerdos y trasmitir un mundo
lleno de ilusiones. Considero que la niñez es la etapa de la vida que debemos
aprovechar al máximo, porque al hacernos adultos siempre volveremos a ese
pequeño nido, donde el viento nos acunaba dulcemente y aunque las tempestades
de la vida nos golpeen, la brisa de los recuerdos nos hará sonr...
Por Enrique Pérez
Díaz
Los Pelusos como
personajes me han dado muchas alegrías en la vida. Es por eso que mi relación
con ellos resulta bastante especial. Para nada les concedo menos importancia
que a otras obras que he escrito y que a algún crítico le pudieran parecer
mucho más serias o mejor pensadas.
Pese a que se trate
de sencillos divertimentos, de aventuras, aunque se ubiquen en el consabido
esquema de la literatura policial, creo que entretener a alguien, hacerlo reír,
puede ser alg...
Por
Enrique Pérez Díaz
Terror y humor,
aventura y misterio es una liga rara para que convivan en un mismo libro, pero
de ese modo discurren las aventuras de Los Pelusos, unos inquietos gemelos y
sus acompañantes en cada nuevo reto por descubrir. Aunque en los libros nunca
crecen y siempre tienen unos diez años, por esa magia maravillosa que posee la
literatura, en la vida real fueron escritos hace unas tres décadas.
Los Pelusos son tan
ocurrentes como su autor. Cuando les da por contarme cu...
Por Enrique
Pérez Díaz
Hablar
de los personajes que uno crea es bastante complicado, porque de alguna manera
—en realidad, de muchas maneras— son parte de uno mismo. Pero lo intentaré:
¿Quiénes son los Pelusos?
El
Peluso y la Pelusa. Ávido lector él, aventurera ella, siempre discutiendo, con
un arcén de disfraces para cambiar su apariencia, escapados de casa, mirando
cuanto ocurre en su barrio, eternamente enfrentados a las más intrigantes
aventuras, a veces en compañía del investigador pol...
Por Odalys Calderin Marín
Las Delicias era una fabulosa casa quinta de madera y pisos coloniales
frente a la bahía. Allí vivió el
Gnomo de mi
libro
rodeado de fantásticas
criaturas que en las noches se escondían
debajo de nuestras camas y sujetaban a la luna para que mis primos y yo lográramos
soñar con viajes, amigos y aventuras. Siempre al levantarme escuchaba los
gorriones que tenían ubicados sus nidos en los dobles forros de maderas tejidas traídas desde el norte en un gran barc...